La búsqueda se extiende a lo largo de la ribera y llega hasta el 'Salto del Indio', que forma parte del municipio de Villagarzón, donde este domingo encontraron 25 de los 273 muertos en la catástrofe.

Allí trabajan a destajo 17 bomberos voluntarios. Hombres y mujeres que trabajan han llevado sus propios alimentos y agua para, según afirman, no ser una carga adicional para los vecinos.

En este punto la riada hizo que el río Mocoa, en el que confluyen el Sangoyaco y el Mulatos, se saliera un kilómetro por ambos lados de su cauce.

Los rastros del desastre se perciben en forma de restos de electrodomésticos, mochilas o patas de muebles que las aguas llevaron a su paso mientras devastaban varios barrios de Mocoa.

El momento es crítico ya que el alud se produjo hace casi 72 horas. Pasado ese tiempo es cuando los cuerpos empiezan a flotar debido a la descomposición.

Uno de los que buscan a sus seres queridos es Wilmer Losa, que vive en la aldea de Santa Ana pero cuyos padres residían en Mocoa. Busca a su madre que desapareció el sábado, aunque su padre pudo escapar. "No aparece ni en listas de heridos ni en morgues".

La luz de esa esperanza que Losa no encuentra se ilumina a veces, como sucedió en la aldea de San José del Pepino, la última del término municipal de Mocoa, donde los equipos de rescate recuperaron un cuerpo atrapado en un angosto cañón.