"No es el mejor de los acuerdos, pero es importante". Así se pronunciaba a las cinco de la mañana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero traía consigo una noticia: ya se ha cerrado un acuerdo para tratar de arreglar la situación de los refugiados. Se perfila la creación de centros controlados dentro de la Unión Europea.

Sin embargo, serán voluntarios. Esto es, cada país decidirá si quiere o no crearlos. Ahí llevarán a los rescatados en el mar. En estos centros se diferenciará entre migrantes económicos y refugiados. Los primeros serán devueltos a su país de origen; los refugiados serán repartidos, reubicados, en los estados que se ofrezcan a acogerlos. Esto también es voluntario.

Todo, a cambio de "volcar recursos económicos para ayudar", algo que deja satisfecha a Italia. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha apelado a la unidad, y la canciller alemana, Angela Merkel, ha lamentado que no se llegue a un acuerdo sobre un sistema de asilo común. La creación de centros no acaba aquí.

"Estamos contentos que por primera vez lograremos tener centros de migrantes fuera de la Unión Europea", ha afirmado el canciller de Austria, Sebastian Kurz. Se refiere a las plataformas de desembarco que la Unión Europea quiere financiar fuera de sus fronteras, en África. La intención es llevar allí a los migrantes que se embarquen pero no lleguen a alcanzar aguas europeas.

Parece que la mayor expectativa de crear estos centros es desmotivar a los migrantes y a las mafias que trafican en la zona. Este es el resultado de una noche larga. Lo atestiguaron los bostezos. El ultraderechista Orban estaba 'descorbatado', pero satisfecho. No tardaban en empezar las bromas y las sonrisas, aunque no todo el mundo salió contento de la reunión.