Tras una reunión con jóvenes feministas negras, Marielle Franco fue tiroteada de camino a su casa. Nueve disparos que, ahora se sabe, se hicieron con balas vendidas a la policía brasileña en 2006.

Desde el cuerpo dicen que investigarán lo que califican como la fuga de ese material. Pero para muchos es una prueba de que Marielle es una víctima de la violencia policial que tanto denunció.

Esta activista se crió en la Maré, una de las favelas de Río. Allí fue testigo de los abusos de la policía militar. Como concejala del Ayuntamiento de Río, supervisaba la comisión encargada de documentar y denunciar esos abusos y se oponía a la intervención de los militares en las favelas.

Llegó a denunciar, junto a varios artistas, el despliegue del Ejército. Como argumento, esgrimían las cifras. En 2016 murieron 925 personas en operaciones policiales en Río de Janeiro. El año pasado fueron más de 1.000.

Mujer, negra, lesbiana y madre adolescente, Marielle era también un símbolo de la lucha contra el racismo, el machismo y la homofobia. En la calle hacen suya la lucha contra la intervención militar y exigen justicia para la que fue la voz de la favela.