Sin contemplaciones, una patrulla de guardafronteras turcos convierte a un grupo de migrantes sirios en su brutal pasatiempo.

La cruel secuencia ha llevado a la detención de tres de los agentes, según los medios que la han publicado, aunque no ha podido ser verificada independientemente.

Entre risas, y jaleados por los compañeros, los soldados la emprenden a porrazos y patadas, incluso contra los chavales que se retuercen de dolor en el suelo.

Dolor del que se burlan despiadadamente. "¿Por qué lloras? Pero, ¿por qué lloras?", le espeta un soldado a los refugiados. Es su forma, vienen a decir en el vídeo, de que se les quiten las ganas de volver a intentar cruzar la linde.

Tras pasar un chequeo médico, Turquía les habría devuelto sin más a Siria.

Las fuerzas que protegen las fronteras turcas tienen un largo historial de violencia. Varias ONGs denuncian que disparan indiscriminadamente desde sus atalayas.

Los guardacostas tienden a recibir a palos a quienes huyen de la guerra y la miseria, hasta ahora sin mayores consecuencias para ellos.