"La prioridad es sacar a alguien con vida. Con el tiempo que ha pasado cada vez tenemos menos posibilidades", reconoció este jefe de la Unidad Militar de Emergencias del Ejército español

El edificio, situado en la céntrica colonia Roma, se derrumbó completamente con el seísmo de 7,1, que ha dejado más de 300 muertos. Las 40 personas que permanecen bajo los escombros de este inmueble de oficinas podría hacer disparar la cifra de víctimas.

Junto a equipos de rescate de otros países como Israel y coordinados por un director de emergencias mexicano, Peñas y un contingente de más de 50 militares españoles trabajan a contrarreloj. "Descombramos y quitamos losetas. Y se intenta entrar a pequeños huecos para ver qué podemos hacer, pero se avanza muy despacio", apuntó.

El equipo español, que además de rescatistas está formado por médicos y expertos en logística, llegó el pasado viernes y llevan ya "72 horas ininterrumpidas" trabajando.

Abrir espacio y encontrar los llamados "huecos de vida" donde supuestamente podría haber gente se complica enormemente. En las últimas horas, el capitán reconoció que ya no se habían hecho pruebas de vida, como sensores térmicos o el rastreo con perros adiestrados para tal labor.