El Ejército de Israel ha anunciado la demolición de la casa donde vivía la familia de Muhamad Tarayah, el palestino de 17 años que mató a puñaladas a Halel Yafe Ariel, una niña israelí de 13 años en el asentamiento de Kiryat Arba.

Israel practica habitualmente la demolición de viviendas de palestinos declarados culpables de terrorismo desde el comienzo de la llamada Tercera Intifada desde otoño de 2015, con la explosión de ataques individuales sobre colonos o militares israelíes.

Expertos israelíes en seguridad ven estas demoliciones ineficaces a la hora de detener la actividad terrorista e impulsaron una moratoria, pero su decisión fue revertida. El Alto Tribunal de Justicia israelí, por su parte, ha comenzado a aplazar las demoliciones en las que las pruebas contra la familia del culpable sean lo suficientemente sólidas.

El ataque contra la pequeña Ariel Halel consternó a la población israelí. Un portavoz del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tuiteó una foto policial de la habitación de la niña, manchada de sangre. Su atacante activó la alarma del asentamiento tras saltar la valla, pero tuvo tiempo de entrar en la habitación de la niña y, para cuando llegó el equipo de seguridad, que finalmente le mató a tiros, el palestino ya había matado a la pequeña.