Marielle Franco, conocida activista de los derechos humanos que fue la quinta más votada en las elecciones de 2016 para el Concejo de Río de Janeiro, fue tiroteada cuando transitaba en su vehículo por una calle del centro de la ciudad anoche tras haber participado en un acto político.

En el ataque también murió el conductor de su vehículo mientras que una asesora de la política identificada como Fernanda Chaves sufrió heridas sin gravedad. La Policía Civil de Río de Janeiro informó de que el ataque lo efectuaron pistoleros que estaban en otro vehículo y que dispararon indiscriminadamente y huyeron sin robar nada.

El ataque se produjo un día después de que la concejala volviera a criticar la intervención en la seguridad de Río de Janeiro en un mensaje en las redes sociales. Franco, que se caracterizó en la carrera política por su trabajo en defensa de los derechos humanos, especialmente de las mujeres negras como ella, ya había publicado otros mensajes cuestionando la violencia de la Policía en Río de Janeiro.

La legisladora, una socióloga de 38 años procedente de las favelas de Maré, una de las áreas más violentas de Río de Janeiro, era la relatora de la comisión del Concejo creada para fiscalizar las operaciones policiales en el marco de la intervención militar.

El crimen ocurrió casi un mes después de que el presidente brasileño, Michel Temer, decretara una intervención federal en la seguridad de Río de Janeiro para combatir la ola de violencia que afecta al estado más emblemático de Brasil desde los Juegos Olímpicos de 2016.

Una multitud despidió a Marielle Franco, la concejala izquierdista y activista de derechos humanos asesinada anoche en Río de Janeiro, tras un emotivo homenaje en el que se escucharon gritos contra la barbarie y críticas contra las autoridades regionales y de Brasil.

"Luto e luta" (Luto se transforma en lucha), "Policía asesina, no nos va a hacer callar" o "Policía militar tiene que acabar", gritaron miles de personas congregadas frente al Concejo Municipal, en el centro de la ciudad, donde los cuerpos de Franco y del conductor que la acompañaba, Anderson Gomes, fueron velados antes de ser sepultados.