Hillary Clinton abandona la sede del FBI en Washington. Ha pasado allí más de tres horas declarando de forma voluntaria por el escándalo de los emails.

Cuando era secretaria de Estado, Clinton utilizó su cuenta privada de correo electrónico, y 'no' la oficial, para manejar información clasificada. Su argumento siempre ha sido que le resultaba más cómodo usar su propia Blackberry para no tener que andar cambiando de teléfono.

"Mirándolo ahora, hubiera sido mejor si simplemente hubiera usado una segunda cuenta de correo electrónico y un segundo teléfono, pero por entonces no parecía importante", señala la ahora candidata a la Casa Blanca.

Sostiene que sus predecesores hicieron lo mismo. La ley les obliga a usar la cuenta de correo oficial por seguridad y para que quede un registro de sus comunicaciones. Ahora, el FBI estudia si debe o no presentar cargos contra Clinton por negligencia en el uso de información clasificada.

La declaración ante la agencia se produce la misma semana en la que su marido se ha reunido con Loretta Lynch, la Fiscal General de Estados Unidos. Ambos aseguran que fue un encuentro privado en el que hablaron de sus nietos.

No obstante, la polémica está servida porque, en última instancia, Lynch es la responsable de la investigación de los emails. La fiscal ha admitido que la reunión fue un error "No lo haría de nuevo", dice, y asegura que acatará las conclusiones del FBI y que no interferirá en el proceso contra la exsecretaria de Estado. Ahora está por ver si el escándalo afecta a su carrera por la Casa Blanca.