"Habéis dado una mayoría clara al presidente de la República y al Gobierno", ha afirmado el primer ministro francés, Edouard Philippe, según recoge la prensa francesa. "Los franceses han preferido la esperanza a la cólera", ha apostillado. El primer ministro y aliado de Macron ha subrayado que nadie hace un año habría podido imaginar "tal renovación de la política". Sin embargo, ha reconocido que "la abstención no abstención no es una buena noticia para la democracia".

El dato clave sin embargo ha sido el de la abstención, que ha alcanzado una cifra récord del 56,59 por ciento, solo superada en la estadística reciente por la abstención de las elecciones europeas de 2009, que en Francia se situó en el 59,37 por ciento. Este dato ha sido comentado por todas las fuerzas políticas e incluso desde La República en Marcha han advertido de que "la abstención no abstención no es una buena noticia para la democracia" en palabras de Philippe.

Para el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, esta abstención "tiene un significado político de ofensiva", una "huelga general cívica". "Veo en esta abstención una energía disponible", ha apostillado. Así, ha cargado contra los planes de Macron de impulsar una reforma laboral: "la mayoría de La República en Marcha carece de la legitimidad para reformar el Código del Trabajo". Desde la ultraderecha, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, ha subrayado la "fragilidad" de la legitimidad de la mayoría absoluta de Macron.

"La abstención hace frágil la mayoría (...) A la baja participación se añade la cuestión de la representatividad de la cámara elegida esta tarde", ya que "el panorama político se ha movido considerablemente", ha destacado Le Pen. "El Partido Socialista ha quedado diezmado. Los Republicanos pierden apoyo y se dividen", ha argumentado. Por contra, los aliados de Macron son los defensores de "los intereses de la oligarquía", ha afirmado.

Mientras, en el Partido Socialista analizan los resultados, que han convertido a esta histórica formación en la tercera fuerza política parlamentaria. De hecho, el primer secretario del PS, Jean-Christophe Cambadélis, ha anunciado su dimisión. "La derrota del Partido Socialista es inapelable", ha afirmado Cambadélis. "La izquierda tiene que cambiar en formas y en el fondo. Debe abrir un nuevo ciclo para combatir al neoliberalismo y al nacionalismo", ha añadido.

El mensaje había llegado previamente a través de su cuenta en Twitter: "Hemos perdido una batalla electoral, pero la guerra contra las desigualdades no se detendrá jamás. Ante la adversidad no cederemos nada de nuestros valores", ha apuntado. Hasta el ex primer ministro socialista, Manuel Valls, está cuestionado tras declarar su victoria en Evry. "He sido elegido con el 50,3 por ciento de los votos y, para ser más preciso, por 139 votos de ventaja", ha anunciado el propio Valls.