Ha dado la cara
acompañada de su marido y su hija y entre los aplausos incansables de los suyos
a quien Hillary Clinton ha dedicado sus primeras palabras de gratitud, para
reconocer después que ha perdido las elecciones: "Felicité a Donald Trump y me
ofrecí a trabajar con él en nombre de nuestro país".
Su primer deseo es que
Trump sea un presidente para todos los americanos, a pesar de que, ha
reconocido, es un resultado que duele: "Sé lo decepcionados que os sentís porque
yo también me siento así. Esto es doloroso y lo será durante mucho
tiempo".
Aunque a diferencia de
su oponente, los demócratas los acatan: "Debemos aceptar estos resultados y mirar
al futuro. Trump va a ser nuestro presidente, le debemos una mentalidad abierta
y la oportunidad de gobernar".
Una mentalidad abierta
con la que ha arrancado aplausos: el sueño americano, dice, es lo bastante
grande para todo el mundo: "Para personas de todas las razas, todas
las religiones, para hombres y mujeres, para inmigrantes, para la gente de LGTB
y para personas con discapacidades, para todo el mundo".
Ovación también para sus
grandes apoyos: "A Barack y a Michelle Obama: nuestro país tiene con vosotros una
deuda de gratitud enorme". Momento en el que la compostura que había
mantenido durante todo el discurso ha empezado a tambalearse. Al borde del
llanto cuando ha hablado de las mujeres: "Nada me hace sentir más orgullosa que
haber sido vuestra valedora".
Aunque más afectado se
le ha visto a su marido y expresidente Bill Clinton, quien no ha apartado la
vista de su mujer en ningún momento, mientras ella seguía diciendo que "pronto
llegará una mujer a la Casa Blanca". Acababa, diciendo que no dejen de
creer en luchar por lo que es correcto, porque merece la pena.