La familia acusa a las fuerzas gubernamentales que reprimen las protestas de disparar al niño, pero la Policía asegura que fue un delincuente. Organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han alertado de posibles ejecuciones extrajudiciales y han instado al Gobierno de Ortega a cesar la represión contra los manifestantes.

La iglesia católica está mediando en un diálogo para encontrar una salida pacífica a la crisis política. Mientras, los nicaragüenses siguen saliendo a las calles para pedir el fin de la violencia y una nueva etapa en el país.

Las manifestaciones empezaron el 18 de abril en contra de una reforma de la Seguridad Social, pero la dura represión de estas protestas hizo que parte de la población se rebelase contra el Gobierno sandinista.

Desde entonces, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han fallecido al menos 212 personas y otras 1.300 han resultado heridas por los choques con policías, militares y paramilitares.