El ébola ha saltado de las zonas rurales de República Democrática del Congo a la ciudad de Mbandaka, cercana al millón de habitantes. Se trata de un importante punto de comercio fluvial que conecta con la capital que provoca que el peligro de que el virus se extienda sin control cada vez es mayor.

Los voluntarios sobre el terreno advierten de que "la magnitud del brote aún no se conoce, porque sólo hemos podido ver la punta del iceberg". Desde el 4 de abril, se han confirmado 14 casos de ébola y se trata del noveno brote en el país desde los años 70.

El comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud se reúne para decidir si se declara la emergencia sanitaria de preocupación internacional.

El Gobierno congolés ya ha recibido 5.400 vacunas experimientales para hacer frente al brote, pero apenas hay infraestructura para conservarlas porque no es una vacuna normal, ya que necesita una temperatura de entre -60 y -80 grados centígrados.

Los países de África occidental miran con temor al Congo para no repetir las 11.300 muertes de la epidemia de 2014, incluida la del misionero español Miguel Pajares y el contagio de la enfermera Teresa Romero.