Portugal está sumida en la desesperación, el horror y la impotencia ante una tragedia que no acaba. El relato de los supervivientes es estremecedor: hablan de un escenario de terror y una tormenta de llamas. Una docena de personas logró salvarse metiéndose en un tanque de agua.

"Como mi madre no podía subir me dijo 'deja que me muera en el suelo'", cuenta Maria Céu, una de las supervivientes. Gracias a su ingenio, su familia logró salvarse: "Metimos a mi padre en el tanque y a las personas de más edad, mientras nosotros nos echábamos agua por encima porque la temperatura era tan alta que se nos empezaron a quemar los brazos".

En total, más de medio centenar de personas han fallecido y otros 60 heridos en un incendio calificado ya como uno de los más graves en el mundo por la rapidez en su extensión y la virulencia de las llamas. "Ayer vimos el fuego pero pensé que estaba muy lejos. Nunca me imaginé que llegaría a este lado", cuenta Isabel Brandao, residente de Avelar.

La imagen es desoladora: una treintena de cuerpos sin vida dentro de sus vehículos, otros 17 hallados en pleno asfalto, diez en el bosque... Todos intentaban escapar. El fuego les cercó cuando muchos de ellos regresaban de un día festivo en una playa fluvial.

Más de 700 efectivos han trabajado a destajo durante la noche y el día. El Primer Ministro António Costa ya vaticinaba horas después del inicio del fuego la magnitud de los hechos: "Representan la mayor tragedia de vidas humanas que hemos visto en Portugal en los últimos años". Una tragedia por la que llora Portugal.