Se lo había advertido la propia ONU: "Reitero, no hay una solución militar al conflicto" decía Antonio Guterres, secretario general de la ONU. Hablaba Guterres de que la situación podría llegar incluso a descontrolarse por completo: "La Guerra Fría ha vuelto. He reiterado la necesidad de evitar que la situación se descontrole".

Durante toda una semana, tras el supuesto ataque con armas químicas del régimen sirio contra civiles en Duma el 7 de abril, la comunidad internacional ha intentado que Trump entrase en razón por todos los medios pero él, parecía jugar al despiste como más le gusta hacer, a través de Twitter.

El 11 de abril escribía esto: "¡Prepárate, Rusia, porque vienen, bonitos, nuevos e inteligentes! No deberíais ser socios de un animal que asesina a su gente con gas y lo disfruta!". Al día siguiente, no lo tenía tan claro: "¡Podría ser muy pronto o no tan pronto!".

Con la credibilidad por los suelos con el reciente escándalo de la actriz porno y en el punto de mira por las investigaciones del FBI sobre las injerencias de Rusia en las elecciones presidenciales, Trump, necesitado de una victoria a ojos de los suyos, se ha saltado las advertencias de la ONU y ha cumplido sus amenazas.

Lo ha hecho en represalia, ha dicho, por el presunto ataque químico en el que murieron 70 civiles y del que culpa al Gobierno sirio. Para muchos, una batalla ganada por Trump en clave interna, un guiño para sus votantes.