Tommy Mair, el hombre que mató a la diputada Jo Cox, tiene 52 años y según su propia familia, sufre problemas mentales. Un hombre solitario que era detenido poco después en una calle cercana. Los medios británicos lo vinculan a la extrema derecha como el diario 'The Independent' que cuenta que el asesino compró manuales de fabricación de armas y explosivos a un grupo neonazi. Varios testigos del horrible crimen contra Cox aseguran que el asesino gritó en varias ocasiones "Gran Bretaña primero", un lema de la ultraderecha y nombre de una organización de esa ideología que se ha desvinculado del crimen.

La diputada recibió tres disparos, uno de ellos en la cabeza, y al menos siete puñaladas. El asesino llevaba un enorme cuchillo y un arma de fuego antigua y rudimentaria. Le sirvió para acabar con la vida de la prometedora Jo Cox. La policía investiga el móvil del asesinato; si fue algo casual, fortuito, o si el detenido iba a por la diputada a acabar con su vida.

Cox llevaba tres meses recibiendo emails amenazantes, pero la persona a la que se vinculó con esos emails, no es el asesino. Esos correos habían llevado a la policía a plantearse aumentar la seguridad de la diputada, pero el refuerzo se había retrasado por razones burocráticas. Ahora sí, con esta terrible tragedia ya consumada, se va a revisar la seguridad de los diputados, que suelen celebrar reuniones con sus electores. Uno de esos encuentros es lo que acababa de celebrar Cox, lo último que hizo antes de que la mataran a tiros.