El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ni pidió perdón ni descartó la idea de construir un muro en la frontera común. En una jornada que comenzó con una tormenta de críticas a Peña Nieto por recibir a Trump en la residencia presidencial de Los Pinos, gesto calificado por algunos analistas de "error histórico" e incluso "traición", la visita, además de breve, resultó menos tensa que el ambiente creado en sus prolegómenos.

En el caso de Trump, que desde el aeropuerto se dirigió en helicóptero hasta Los Pinos, la visita llegaba cargada de resquemores por haber llamado "criminales" y "delincuentes" a los inmigrantes mexicanos en EE.UU. durante su campaña. También por su anuncio de deportar a los once millones de inmigrantes que viven de forma ilegal en su país y su advertencia de obligar a México a pagar la construcción de un muro en la frontera común.

Tras más de una hora de reunión, Peña Nieto y Trump comparecieron con el semblante más serio de lo habitual en esta clase de visitas, y con el anfitrión marcando el paso de inicio, formal pero directo. Luego de expresar su "respeto absoluto" por el proceso electoral estadounidense, aclaró que en una "conversación abierta y constructiva" habló con su interlocutor sobre sus ataques y le hizo "notar" la "gran responsabilidad" que tiene de "defender al pueblo de México".

Le hizo ver "que había habido malinterpretaciones o afirmaciones que lamentablemente habían lastimado y afectado a los mexicanos", pero dijo estar "seguro" del "interés genuino" de Trump por "construir una relación" que dé a ambas naciones "condiciones de mayor bienestar".

Pero en ningún momento hubo un atisbo de ese mea culpa que tanto hubiese justificado la visita para un Peña Nieto que atraviesa una grave crisis de popularidad. Trump apostó por desmantelar los cárteles de las drogas y frenar la migración ilegal, incluida la procedente de Centroamérica y otras regiones, que pone "en peligro" las "finanzas" y la "seguridad" de América del Norte.

Al terminar, cuando ambos se disponían a abandonar la comparecencia, planeada como un mensaje a los medios de comunicación sin preguntas, el invitado tomó la iniciativa de aceptar varias preguntas sobre el polémico muro fronterizo. Consideró que "es necesario poner un muro para poner un alto a la inmigración ilegal y el flujo de armas y de efectivo" y apuntó que "este tiene que ser un objetivo compartido". "No discutimos quién va a pagar por el muro", reveló además sobre la charla con Peña Nieto.