Michael Flynn, asesor de seguridad nacional del presidente de EEUU, Donald Trump, ha dimitido tras el escándalo generado a raíz de sus conversaciones con el Kremlin, de las que no informó a altos cargos de la Casa Blanca.

"Desafortunadamente, por el ritmo de los acontecimientos, informé inadvertidamente con información incompleta al vicepresidente (Mike Pence) y a otros sobre mis llamadas con el embajador ruso (en Washington, Sergey Kislyak)", ha reconocido Flynn en su carta de dimisión.

En esas conversaciones, que se desarrollaron antes de que Trump accediera al poder el pasado 20 de enero y que interceptó el FBI, Flynn habló de las sanciones contra el Kremlin por la presunta injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre pasado a la Casa Blanca impuestas por el expresidente Barack Obama.

Flynn habría mentido a Pence y a otros funcionarios sobre el contenido de las llamadas al asegurarles que no había hablado con Kislyak sobre las sanciones, una desinformación que llevó al vicepresidente a negar en los medios hace un mes tales contactos.

En su carta de dimisión, Flynn ha defendido que las conversaciones "son una práctica estandarizada en cualquier transición de tal magnitud", y que tenían el fin de "facilitar una transición fluida y empezar a construir una relación necesaria entre el presidente, sus asesores y líderes extranjeros".

A Flynn siempre le rodeó la polémica, ya que incluso antes de su nombramiento, durante la campaña electoral, utilizó las redes sociales para difundir noticias falsas publicadas en portales de extrema derecha sobre presuntos delitos cometidos por la demócrata Hillary Clinton.