Cada año se producen en el mundo en torno a 120 terremotos como el de Amatrice. En Italia, el seísmo de seis en la escala Richter ha dejado la zona reducida a escombros. Uno de la misma intensidad en Japón, apenas haría temblar algunos edificios.

"Lo que hace que un edificio se mantenga en pie es que sea flexible, esto es lo que ha pasado en Italia que no eran ni flexibles ni suficientemente rígidos como para no desmontarse", ha afirmado Felipe Samaranch, director de la escuela de arquitectura de la Universidad Francisco de Vitoria.

Por eso la investigación se afana en crear la última tecnología antisísmica. La prevención comienza en estos simuladores donde los ingenieros analizan el comportamiento de materiales como el acero o el hormigón. Aquí tratan de garantizar la fiabilidad de las estructuras de las edificaciones.

"La mesa sísmica admite introducir un determinado espectro sísmico, y lo reproduce exactamente", ha manifestado Francisco Javier Sainz, Jefe de productos de construcción CEDEX,

También se pueden medir la resistencia de los metales. "Vamos a introducir el acero dúctil y llevarlo hasta rotura que es el material utilizado en zonas sísmicas", añade Sainz.

Porque la flexibilidad del metal permite adaptar su forma un 20%, una característica clave para la seguridad en caso de seísmo. Alta tecnología antisísmica que se aplica en muchos edificios fuera de España. En nuestro país, el Instituto Geográfico Nacional registra cada día decenas de temblores.

"En España se registran terremotos casi todos los días pero son de magnitudes bastantes pequeñas, entonces muy pocos terremotos son sentidos por la población", ha afirmado Carlos González, Sismólogo de la Red Sísmica Nacional

Todo para minimizar las pérdidas materiales, pero también las humanas.