Han ido quemando o talando los bosques, incluyendo parques naturales y áreas protegidas, para plantaciones en muchos casos ilegales. El cacao, que sólo crece en latitudes tropicales, es la columna vertebral de la economía. Y crece mejor sin la sombra de los grandes árboles milenarios.

Pero esta deforestación es un golpe al planeta que, advierten los expertos, se nos volverá en contra a todos. "Estamos perdiendo biodiversidad, estamos perdiendo resistencia de Planeta y, además, estamos contribuyendo al cambio climático", explica Enrique Segovia, de WWF España.

En Costa de Marfil se ha puesto ya en peligro de extinción a especies de elefantes de selva y primates, que han perdido su hábitat. Y todo, lo más irónico, para seguir sumidos en la pobreza y la explotación: la mayoría de recolectadores no podrían pagar ni una barrita de nuestro chocolate. Y aunque las principales marcas se comprometieron hace años a acabar con los niños recolectadores y a luchar contra la deforestación por cacao, ambas cosas han aumentado.

"Este ritmo de deforestación augura una pérdida de la superficie forestal de Costa de Marfil en un horizonte muy cercano, en 2030", añade Miguel Ángel Soto, de Greenpeace España. La industria se dio de plazo hasta 2020-25 para un cacao 100% sostenible pero, para entonces, igual el mundo ya ha perdido uno de sus pulmones.