Los combatientes de Daesh que quedaban en la ciudad siria de Manbij han huido tras el asalto final de las fuerzas kurdo-árabes, que han logrado así, después de meses de ofensiva, recuperar uno de los últimos bastiones de la organización terrorista en la frontera con Turquía.

En Manbij ha estallado la alegría. Los civiles se han echado a las calles para celebrar el fin del dominio terrorista. Los hombres han cortado sus barbas y las mujeres, en señal de rebeldía, han quemado burkas, bailado, cantado y fumado.

El Consejo de Seguridad de Manbij ha informado de que los remanentes del Estado Islámico, que estaban confinados en el barrio de El Sirib, en el centro, han escapado al verse acorralados por las Fuerzas Democráticas Sirias. La recuperación de Manbij, una ciudad de considerable tamaño se trataría, según los expertos, de la mayor derrota de Daesh desde la liberación de Palmira en marzo.

Manbij, ubicada entre Raqqa y la frontera con Turquía, a unos 360 kilómetros de Damasco, fue conquistada por Daesh en 2014 y la usaba como centro estratégico para el abastecimiento de combatientes, armas y alimentos.