El hombre que embistió de forma deliberada su coche en una pizzería de Sept-Sorts, a las afueras de París, tiene problemas mentales y quería ser enviado a prisión por seguridad, según ha explicado el fiscal Eric de Valroger, que de nuevo ha descartado el terrorismo como hipótesis del ataque.

Una niña de 12 años perdió la vida como consecuencia del atropello, que dejó prácticamente destruida la terraza del restaurante. Aunque la similitud con otras acciones terroristas desató la alarma al principio, las autoridades ha aclarado que se trató de un acto intencionado pero aislado.

De Valroger ha explicado en una comparecencia que el detenido, de 32 años, ofreció a los investigadores respuestas incoherentes durante los interrogatorios, en los que mostró claros signos de paranoia.

Así, denunció que se sentía "constantemente perseguido" y víctima de una persecución policial. El detenido, que ahora deberá responderá por varios cargos --entre ellos los de homicidio e intento de homicidio--, reveló también que había abusado de los medicamentos desde que tenía nueve años y que, un día antes de perpetrar el atropelló, ingirió una gran cantidad de estos productos. "Nos dijo que, si cometía una acción que terminase con él en prisión, estaría seguro", ha afirmado el fiscal.