Las autoridades policiales habían evitado hacer declaraciones sobre la naturaleza de la grabación, en la que Mark Conditt admitió estar detrás de los ataques que comenzaron el pasado 2 de marzo y que han causado la muerte de dos personas y han dejado cinco heridos.

El joven se suicidó antes de que la Policía de Austin pudiera detenerle. La Policía había optado por simplemente decir que la grabación "mostraba a un joven con problemas".

El congresista Michael McCaul, que ha tenido acceso al vídeo, ha asegurado que "la mejor prueba sobre la culpabilidad del chico es el propio vídeo". "Se refirió a sí mismo como un psicópata. No mostraba ningún tipo de arrepentimiento, de hecho se preguntaba a sí mismo por qué no se sentía mal por lo que había hecho", ha explicado en una rueda de prensa.

"Es muy duro imaginar a alguien cuya mente está tan enferma que puede poner bombas y no sentir nada de arrepentimiento", ha añadido. Según McCaul, no hay nada en la confesión de Conditt que indique que los ataques tuvieran motivos racistas detrás, aunque ha apuntado que la investigación continúa en marcha.

Las primeras víctimas de los ataques, incluidos los dos fallecidos, eran o afroamericanas o latinoamericanas. Los investigadores federales llevan varios días intentando averiguar cuáles eran las razones que motivaron a Conditt a perpetrar los ataques. También quieren saber si actuó solo o tuvo ayuda a la hora de construir los artefactos explosivos, que presentaban un alto nivel de sofisticación.