En los centros de concentración murieron 11 millones de personas. Más de seis millones eran judíos y un millón niños. Es el legado que nos deja el pasado nazi que cumple 72 años.

Annete es una de las supervivientes. Vivía en Salónica, cuando los alemanes ocuparon Grecia. Con 17 años fue enviada a Auschwitz, donde estuvo dos años. Un nazi le salvó de morir en la cámara de gas.

"Cada mañana teníamos que mirar quienes habían muerto y sacarlos fuera. Ellos los recogían y los quemaban" asegura Annete.

Dormían apilados unos encima de otros, en especie de barracones. Durante el día los más afortunados trabajaban de sol a sol. Los más jóvenes eran trasladados al hospital donde experimentaban con ellos.

"A las mujeres les sacaban todo, la tripa y sin dormir, sin nada. Cuando ya no había más para experimentar las enviaban a trabajar y dos meses después ya se morían”.

Anette tiene 91 años pero no está dispuesta a descansar. Tiene un objetivo en la vida, recordar que estos niños existieron realmente y que no sólo fueron protagonistas en las páginas de un libro.