"Rechazamos los detectores electrónicos. Jerusalén es la capital de Palestina", dijo el presidente, que hizo un llamamiento a la ONU para que proteja al pueblo palestino y otro al movimiento islamista Hamás (que controla la franja de Gaza) para que apoye a su gobierno.

Israel impuso nuevas medidas de seguridad y restricciones en los accesos a la Explanada, recinto sagrado para musulmanes y judíos, tras un ataque en el que murieron dos policías apostados a la entrada y sus tres agresores, tres árabe-israelíes, que a su vez fueron abatidos por las fuerzas de seguridad de Israel.

La cancelación de los contactos podría incluir a la coordinación en materia de seguridad, que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) mantiene con Israel en virtud de los Acuerdos de Oslo de 1993-1995. Abás instó a Hamás a devolver a la ANP el control de Gaza y a la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias.

El anuncio del presidente palestino se produce después de que el líder político de Hamás, Ismail Haniye, le instara a acabar con la coordinación de seguridad con Israel. El presidente palestino pidió además a todos los funcionarios que donen un día de su salario para Jerusalén y anunció que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) destinará 25 millones de dólares a proyectos en la parte oriental de la ciudad, que fue ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967.

El presidente palestino regresa de un viaje oficial a Asia, que acortó ante la situación de tensión en Jerusalén y Cisjordania, donde los disturbios registrados en las protestas palestinas contra las nuevas medidas de seguridad israelíes en Al Aqsa se saldaron con tres palestinos muertos y 450 heridos y cuatro policías israelíes también heridos.

"Toda la responsabilidad la tiene" el primer ministro israelí, Benajamín Netanyahu, "y su deseo de sabotear cualquier posibilidad de paz", dijo el portavoz de la OLP, Xavier Abu Eid, que se quejó de que se trate el problema "como un conflicto entre judíos y musulmanes. No es así. Aquí hay una ocupación". "Esto no tienen nada que ver ni con seguridad ni con nada. Es simplemente el deseo de molestar y humillar. Y no se puede separar de lo que es la ocupación" agregó.

El portavoz, criticó lo que denominó "silencio cómplice y declaraciones débiles" de la comunidad internacional que, a su entender, "alientan a este liderazgo israelí a continuar sus ejercicios de piromanía y a fortalecer su colonización del territorio ocupado".