Los supervivientes de la última gran tragedia del Mediterráneo cuentan el horror que han vivido: "Había muchos niños, algunos saltaron al agua, otros ya estaban muertos. La situación estaba fuera de control".

Desde Libia salieron dos pesqueros que iban unidos, el primero tenía motor y remolcaba al segundo, que no tenía, una situación de precariedad absoluta. El agua empezó a hundir el segundo, y la solución de los traficantes fue cortar la cuerda que los unía.

Entre 400 y 500 personas iban dentro, y las dejaron morir. Unas pocas decenas lograron llegar a nado al primer pesquero. Uno de ellos cuenta cómo trataron de evitar el naufragio achicando agua, pero fue inútil: "El agua venía de todas partes, lo intentamos más de seis horas y nos dimos cuenta de que ya no era posible".

Gracias a su relato y al de otros supervivientes, se ha podido saber qué pasó. "Cortaron la cuerda y el barco más pequeño naufragó. Parece que iban muchas mujeres y muchos niños en él", explica Giovanna Di Benedetto, portavoz de Save The Children en Sicilia.

Acnur estima que en total, unas 700 personas se dejaron la vida en el Mediterráneo sólo durante la pasada semana. Ahora, la más preocupante es esta ruta, tras cerrarse la del Egeo. La OIM asegura que el tráfico de personas es el mayor negocio del mundo, por encima del tráfico de drogas o armas.