La dirección y el comité de empresa de PSA-Opel en Figueruelas (Zaragoza) siguen negociando contrarreloj para lograr un acuerdo de convenio colectivo que, en caso de no alcanzarse, supondría la paralización de las actividades relacionadas con la fabricación del nuevo Corsa y un mazazo para la economía aragonesa.

Siguen las reuniones entre ambas partes para negociar un acuerdo antes de que expire el plazo marcado por la empresa para cerrar el convenio colectivo, el primero desde que la planta fue adquirida por el grupo PSA.

A las puertas de la factoría se han concentrado algunos de los trabajadores, convocados por las redes sociales, para demostrar que están "unidos" por un convenio "justo". Allí han recordado que son "una plantilla que siempre ha cumplido", han exigido a la empresa una "reacción positiva" y han expresado su deseo de poder trabajar "con su salario digno, en condiciones y no precariamente".

Los afiliados dejaron claro en las asambleas convocadas por los sindicatos que los "acercamientos" alcanzados en un encuentro de más de 12 horas eran "insuficientes". En esa reunión, PSA-Opel propuso una congelación salarial para los dos primeros años de convenio, en vez de tres, y para los dos siguientes una subida del 50% del índice de precios de consumo (IPC), que antes era de tres años, aunque mantenía el 10% de rebajas "en todos los pluses", según informaron fuentes sindicales.