Ahora representa a todos los europeos, pero hace unos años no tenía problema en estrangular la Hacienda pública de sus socios. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación desvela que la Luxemburgo que presidía Juncker firmó acuerdos secretos con multinacionales para dejarles pagar impuestos a la carta.

Juncker se lava las manos, pero con esa tributación reducida al gusto se seducía a las empresas para atraerlas. Muchas como Ikea, Pepsi o Burberrys cayeron y no dudaron en firmar con Luxemburgo. Con el acuerdo firmado sólo había que sacar los beneficios de dónde se producían y llevarlos al ducado.

Pero, ¿cómo lo hacían? Supongamos que una multinacional de EEUU abre una sociedad en Luxemburgo y luego monta una filial en España. Cuando el negocio español empieza a funcionar, sus beneficios deberían tributar aquí. Para reducir esas ganancias y pagar menos, la filial luxemburguesa le cobra a la española elevados derechos de autor, de esa forma los beneficios españoles se reducen y con ellos lo que cobra nuestra Hacienda. La mayor parte del dinero termina en Luxemburgo, donde apenas pagan impuestos. Unas 340 empresas han firmado estos acuerdos fiscales al gusto con Luxemburgo.