Así lo refleja un
estudio de Analistas Financieros Internacionales (Afi) presentado este jueves
en la sede de Unespa y realizado por encargo de la Asociación Empresarial del
Seguro. En el informe se advierte de que la reducción de las pensiones públicas
de los jubilados, de no compensarse con ahorro privado, implicaría un efecto
negativo en el conjunto de la economía para el año 2035 de 46.000 millones de
euros en términos de valor añadido bruto y un recorte del empleo de 754.700
puestos de trabajo.
Ello equivaldría a que
la actividad económica se vería mermada en un 3% del PIB en 2035 y un descenso
del empleo del 3,7% para dicho ejercicio. En el conjunto del periodo 2017-2035,
Afi cifra el impacto anual de la reducción de las pensiones públicas en 20.100
millones de euros en términos de valor añadido bruto, el equivalente a un 1,5%
del PIB en media cada año. El descenso del empleo sería similar (unos 330.000
empleos equivalentes a tiempo completo).
En el estudio se afirma
que las rentas vitalicias podrían contrarrestar estos efectos negativos al
generar una demanda interna que proteja el empleo y el crecimiento económico.
"Las rentas vitalicias son un instrumento idóneo para complementar la
pensión pública de jubilación, alivian las presiones que existen sobre el
sistema público y contribuyen a su sostenibilidad", subraya Afi.
En total, calcula que a
un jubilado de 67 años le bastarían unos 63.400 euros para adquirir una renta
vitalicia mensual cercana a los 380 euros, lo que compensaría
"plenamente" la pérdida media de poder adquisitivo derivada de las
últimas reformas de pensiones (350 euros mensuales). Por su parte, un jubilado
de 77 años necesitaría unos 21.000 euros para adquirir una renta vitalicia
mensual de 246 euros.
Las rentas vitalicias
son productos para el aseguramiento de rentas desde el momento de la jubilación
hasta el fallecimiento. Afi destaca que desde el mismo momento en que se
contratan, éstas son conocidas, ciertas y están aseguradas y permiten ajustar
el consumo de los jubilados durante toda su vida a la cantidad de ahorro
disponible, sin impedir que los titulares puedan hacer legados a sus herederos.
"Las rentas
vitalicias son la solución asegurada para evitar que una persona sobreviva a
sus ahorros. Son rentas para toda la vida, constituidas a partir del ahorro
previsional realizado gradualmente durante la vida laboral o a partir de un
patrimonio también acumulado previamente", subraya el informe.
Se afirma además en el
estudio que las rentas vitalicias son "claramente más ventajosas" que
las rentas financieras. Para percibir una renta vitalicia mensual de 600 euros
a partir de los 65 años se necesitaría un ahorro acumulado de 122.000 euros,
pero para obtener esos mismos 600 euros mensuales en una inversión
estrictamente financiera, se precisaría ahorrar casi el doble, 242.000 euros.
Afi resalta además la
flexibilidad que presentan las rentas vitalicias para satisfacer las
necesidades de sus titulares y sus ventajas fiscales, y recuerda que los
recursos que se pueden destinar a constituir una renta vitalicia son variados
(depósitos, fondos, acciones, viviendas, traspasos de negocios y licencias,
entre otros).
Así, en el estudio se
asegura que no es necesario ahorrar más para complementar la pensión, sino en
ahorrar "mejor". "Las rentas vitalicias permiten convertir el
patrimonio en una renta que complemente mes a mes la pensión pública",
concluye.