Marta cuida a Ian, Alejandro y Nora en su propia casa. Es una madre de día: “Se ofrece un entorno hogareño al niño porque es realmente lo que le da el aprendizaje y la salud que necesita” explica Marta. Es educadora infantil y como máximo puede cuidar a cuatro niños. Eso, dicen, garantiza una atención continua.

Un modelo educativo asentado en otros países europeos pero que en España carece de cobertura legal. Son ellas las que se autorregulan pero piden, desde hace años, que el Gobierno normalice su profesión. “Es importante que se establezca en qué condiciones debe realizarse la actividad, que haya unas inspecciones” dice Inés Gámez, de la asociación madrededia.org.

Algo que comparten desde algunos sectores educativos aunque inciden en la importancia del desarrollo del niño en las escuelas infantiles: “Me parece que una escuela pública es el mejor lugar para desarrollar el conocimiento global de los niños en estas edades” afirma María López, de la junta de portavoces de la Educación Pública Infantil de Madrid.

Para Aitziber su casa nido es la alternativa perfecta a una guardería convencional. Hasta hace unos meses estaban arropadas por el Gobierno vasco. Ahora, ella y otras mujeres han formado una cooperativa para continuar con el proyecto. Un trabajo con el que, dicen, consiguen que los niños crezcan como si estuvieran en su propio hogar.