España es el único país de Europa en el que ni los precios ni los salarios influyen en el incremento de las pensiones. Es el caso contrario que Italia, allí toman en cuenta, exclusivamente, el IPC, aunque adaptándolo a la demografía. Además, la pensión media es de más de 2.000 euros mensuales, más del doble que en España.

Según los expertos la clave del éxito italiano ha sido su transición hacia las cuentas nocionales. Un sistema de reparto, como el español, pero que apunta lo que el trabajador cotiza en todo momento, sin importar que sea al principio o al final de la vida laboral.

"Si un trabajador tiene 60 años, imaginemos, y se quiere jubilar, oye, lo puede hacer, porque el sistema de cuentas nocionales le dice: usted ha cotizado esto, esto es lo que le corresponde. Dice: ah, pues a mí no me compensa porque es demasiado poco, quiero trabajar más" explica José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Análisis Económico en la UCM.

En Alemania, el principal sistema es también de reparto, aunque la cuantía de la pensión tiene en cuenta el número de cotizantes y jubilados junto a la evolución de los salarios. En Francia, la pensión también se revaloriza en función del IPC. Hoy, la media supera los 1.000 euros al mes más un complemento obligatorio.

¿El futuro? Sin duda será diferente: "Las personas van a trabajar por más años, seguramente compatibilizando la pensión con jornadas laborales más cortas, la tecnología va a nuestro favor, y esto es un poco lo que yo creo que habría que hacer" defiende Conde- Ruiz.

Caso aparte es el Reino Unido. Los británicos apuestan sobre todo por un sistema capitalizado de corte privado. Más allá de la pensión básica, cada empleado tiene un fondo obligatorio que va llenando hasta la jubilación.