Por carta y en su domicilio recibían la noticia los trabajadores de esta mina. La empresa está decidida a cerrarla debido, aseguran, al desplome del precio del niquel y del cobre.

"Esto no se puede cerrar y menos de esta manera. Se han estado beneficiando, llenándose los bolsillos y ahora se van a traición y haciendo un daño social y económico a la zona espectacular", asegura Eloy Sánchez, presidente del Comité de Empresa de la mina de Aguablanca.

Son más de 400 empleos, entre directos e indirectos, y afecta a cuatro municipios extremeños y andaluces. Los alcaldes de los municipios afectados hacen un frente común junto a los trabajadores y piden a la empresa el mantenimiento de los puestos de trabajo.

"Ahora no tendrá tanto beneficio porque la extracción del mineral es más costosa pero es que esta mina ha estado acostumbrada años a tener muchos beneficios y, sinceramente, yo creo que los datos están sesgados y no es que tengan pérdidas, sino que tienen menos beneficios", explica Antonio Garrote, alcalde de Monesterio.

María del Carmen lleva más de una década trabajando en la mina de Aguablanca. "Estoy divorciada, tengo dos niños y soy de Huelva pero llevo ya once años trabajando aquí. Me tengo que buscar la vida en otro sitio", asegura. Todos se enfrentan a un futuro incierto que puede traer consecuencias muy negativas para toda la comarca.