Afectaría principalmente a las de menor tamaño, aquellas que tienen entre uno y tres empleados, para conseguir tener otras más grandes, con más recursos humanos y técnicos, más rentables y que permitan al grupo seguir estando presente en todo el territorio español y en las poblaciones en las que ya está.

El banco confía en acelerar su transformación comercial y está convencido de que el éxito del negocio bancario pasa por la combinación de una red de oficinas potente, con capacidades multicanal de vanguardia, explican las fuentes consultadas.

La entidad lleva tiempo apostando por desplegar un nuevo concepto de sucursal, más multicanal y enfocado en la atención especializada al cliente y para ello adaptará 350 oficinas en 2016 al nuevo modelo corporativo, que pretende alcanzar un millar en 2018.

Las mismas fuentes añaden que el banco seguirá realizando inversiones, por ejemplo, para dotar a las oficinas de unos cajeros automáticos más modernos y con más funcionalidades, al tiempo que seguirá invirtiendo en sus capacidades digitales para poder ofrecer al cliente el mejor servicio por los distintos canales.

Pero todo ello supondrá previsiblemente un severo ajuste de la plantilla, según temen los sindicatos, y un redimensionamiento de los servicios centrales de Santander España, lo que afectaría también al personal que trabaja en la Ciudad Financiera de la localidad madrileña de Boadilla del Monte.