Los inversores de Pescanova tienen claro que Manuel Fernández de Sousa, el expresidente de Pescanova, fue el responsable cuando la empresa se hundió, y por ello fue imputado por falseamiento de cuentas, estafa, alzamiento de bienes, uso de información relevante e impedimento de la actuación del organismo supervisor.

En los años 80, Fernández Sousa hereda la empresa de su padre y la transforma por completo. Pesca, congela, produce y crece hasta convertirse en la 4ª pesquera mundial. ¿Pero cómo se pasa de la Champions a la ruina? La auditora KPMG sostiene que, de cada 10 facturas de Pescanova, ocho eran falsas.

Una ingeniería contable que funcionaría así: En una empresa normal, los pescados se cambian por dinero y punto. Pero en Pescanova, crearon una inmensa red de sociedades pantalla. El truco estaba en que, además de las merluzas de verdad, comenzaron a venderse merluzas de mentira unas a otras. Millones de congelados imaginarios que crearon millones de euros imaginarios.

Cuando aún nadie veía venir el naufragio de Pescanova, Sousa ya estaba preparando su bote salvavidas: Según varios medios, habría decidido vender la mitad de sus acciones y ganar así 32 millones en los dos meses anteriores al crack.