Los pescadores descargaban este jueves los 5.000 kilos de anchoa que recogieron ayer. Lo hacen hoy, porque el puerto de Ondarroa prohibió ayer sus ventas: estaba completamente colapsado ante la avalancha del boquerón del Cantábrico.

"Nos quedamos sin nada, sin hielo, sin cajas, desbordados... así no se puede salir a la mar", explica el presidente de la Cofradía de pescadores de Ondarroa. En 24 horas, entre el lunes y el martes, llegaron a puerto un millón de kilos de anchoas.

Bancos de anchoa a pocas millas de la costa, unido a la mar en calma, han favorecido la pesca esta campaña, tras años de prohibiciones de captura por la UE para recuperar la especie.

El problema es que la anchoa que se captura es pequeña y, como hay tanta, los precios se resienten. A dos meses de finalizar la campaña, el 60% ya se ha capturado.

Ante la avalancha las cofradías del Cantábrico han levantado bandera. A partir de esta noche los buques se quedan en puerto. Queda prohibido faenar y vender hasta el próximo lunes.