Que no ha emoción, dicen algunos. Que no hay adelantamientos, dicen otros. Que no es divertida, dicen varios también. Para ellos fue este GP de Baréin. Para ellos fue la victoria de Sebastian Vettel, ante el acecho de Bottas en una carrera de desgaste y de control de neumáticos. Para ellos fue la pasada a tres coches a la vez de Lewis Hamilton. Y para ellos fueron las 57 vueltas de una noche que dejó puntos para Fernando Alonso con un séptimo puesto... y a Pierre Gasly y a Toro Rosso como grandes triunfadores con su cuarta plaza.

Cómo sudó Sebastian Vettel su triunfo. Cómo lo masticó y cómo lo degustó al final cuando vio la bandera a cuadros. Cuando vio, por fin, el término de su sufrimiento y el comienzo de su alegría. Porque tenía la pole, porque todo parecía irle de cara, pero Mercedes tenía un plan. Un plan que puso a funcionar y que cerca estuvo de darle la victoria en las últimas vueltas de carrera.

Bottas presionó, pero Seb demostró que por algo es tetracampeón. Y que si quiere ser 'penta' va a tener que ganárselo. En Sakhir se lo ganó, a base de gestión de neumáticos en un asfalto abrasivo como pocos. Una parada tenían en mente para Valtteri y Hamilton en Mercedes. Y usar a Lewis para hacer tapón a Vettel hasta que llegara Bottas, pero el alemán se deshizo de su adversario para comenzar su 'segunda carrera' en Baréin.

Una en la que no se trataba de correr más que el que iba detrás. O no solamente se trataba de correr más que el que iba detrás. Con gomas blandas, Vettel dio vuelta tras vuelta para llegar, como pudo, a un final en el que Bottas recortaba hasta un segundo por giro. Le tuvo detrás, y de hecho se le tiró encima en la curva 1, pero Vettel mantuvo el tipo y sus ruedas para el posterior éxtasis por radio.

Aunque para éxtasis el vivido por Toro Rosso-Honda. Nadie sabe cómo, pero los de Faenza han pasado de ser el equipo fracaso de Australia al equipo éxito en Baréin. Hartley estuvo atrás, pero Pierre Gasly hizo una actuación que da sentido al trabajo de fábrica. Cuarto, en una pista con cuatro rectas. Con velocidad. Con mucha velocidad. Fue el máximo exponente de los toros rojos, ante los abandonos prematuros de Red Bull. Y Honda logró, con ellos, su mejor puesto desde su regreso como motorista en 2015.

Tras él, Magnussen, Hulkenberg y sí, Fernando Alonso. Gran salida del asturiano, rodando por momentos por delante de Lewis Hamilton. Fernando fue mejor en carrera que en clasificación, y ganó seis posiciones con respecto a su puesto de salida. Su carrera fue de resistencia, de control de neumáticos, y aunque trató de atacar a Hulkenberg al final no pudo adelantar al alemán para ser sexto.

La buena noticia para McLaren-Renault es que en carrera la cosa funciona. Vandoorne, al igual que en Australia, acompañó a su compañero en zona de puntos y fue octavo, algo que sin duda gustará en Woking. La mala noticia es que quedan muchas cosas que hacer, y ver a Honda en cuarta plaza no debe sentar bien en el seno de la escudería naranja.

No pudo sumar puntos Carlos Sainz, en una carrera muy complicada para él en la que nunca estuvo en las plazas delanteras. Llegó décimo a las últimas vueltas, pero el empuje de Ocon y ciertos problemas que tuvo le relegaron al undécimo lugar.

Toca ahora esperar y llevar todo a China. A la pista de Shanghai, lugar con la mayor recta de todo el Mundial de F1. El poder de los motores y la velocidad punta se pondrán a prueba, y eso quiere decir que habrá trabajo extra en McLaren. Un sábado como el vivido en Baréin no se puede volver a repetir.