Tres carreras. Eso debe pasar por la cabeza de Fernando Alonso. Tres carreras y se acabó Honda. Y se acabó romper motor fin de semana sí y fin de semana también. Y se acabó también los a saber cuántos puntos de sanción que llevará el asturiano desde 2015. Otra vez, en EEUU, el bicampeón del mundo de la F1 en 2005 y en 2006 vio más de la mitad de la prueba por la tele. En ella vio cómo Lewis Hamilton siguió haciendo de Austin su particular fuerte para sumar una nueva victoria y acariciar ya su cuarto Mundial.

Y esta vez a Fernando le dolió más que en otras ocasiones. Que en esas otras carreras en las que la opción de puntuar era mínima. Su participación en EEUU, desde el sábado hasta lo que el motor Honda le dejó hacer el domingo, rozaba la perfección para la 'naranja mecánica' que tiene. Buena posición de salida, buena arrancada y rodando en puntos sin demasiados problemas. Pero entonces, sucedió.

Sucedió de nuevo. Sucedió lo de casi siempre. Vuelta 25 y, de repente, Fernando se iba quedando atrás. Perdía velocidad, más aún. Y cedía plaza con Pérez, con Sainz y con todos. Sí, el motor Honda dijo adiós. Y eso hizo que Alonso, que estaba mostrándose fuerte en Austin, también dijera adiós mostrando su desesperación por la radio. La buena noticia es que ya solo le quedan tres Grandes Premios en un 2017 que a buen seguro McLaren querría borrar de su historia en la F1.

Enorme debut de Carlos Sainz

Justo lo contrario de lo que quiere hacer Carlos Sainz, porque vaya año del madrileño. Cómo se le ha visto disfrutar de amarillo. Cómo se lo ha pasado de bien en la que a buen seguro será primera de muchas carreras con Renault. En su debut, ni necesitó adaptarse. Ya demostró ser rápido en Toro Rosso, y con los franceses fue más rápido, más seguro y más solvente. Todo para firmar, en su primera prueba con los galos, un séptimo puesto.

Para dejar una épica lucha con Sergio Pérez en un adelantamiento que quedará grabado en este GP de EEUU, y en la historia de la pista de Austin. El madrileño le cogió, se lo preparó durante varias curvas, usando el interior, el exterior... y no se achantó. Por supuesto que no. ADN de campeón de Carlos que adelantó al azteca haciendo valer el potencia que tienen en Renault.

Hamilton, intratable

A saber si de aquí a unos años podrá estar donde estaba con Fernando Alonso. Le queda, eso sí, no por la marca en sí sino por la enorme diferencia y superioridad de los 'tres grandes' de la actualidad. Entre ellos, el pez más grande es el Mercedes. El de Lewis Hamilton para ser más exacto. El inglés está ya saboreando su cuarto Mundial tras un GP de EEUU que, de nuevo, ganó.

No salió de allí celebrando su tetracampeonato porque para ello Vettel tenía que ser sexto o peor, y eso, salvo que haya problemas, accidente o algo raro, es harto improbable para un Ferrari. Seb, de hecho, lideró la prueba varias vueltas tras una salida en la que superó a Lewis en la primera curva, pero ni calculadora ni nada usó Hamilton. Fue a por él, se le tiró y le rebasó para preocuparse tan solo de hacer lo de siempre.

Lewis campeón, cuestión de tiempo

Así hizo. Y aunque Vettel llegó a la segunda plaza tras un arriesgadísimo adelantamiento a un mermado y lento Bottas con un doblado de por medio, el Mundial parece ser cuestión de tiempo para Hamilton. En México tendrá un nuevo 'match ball'.