El día de su cumpleaños, Morata decidió hacer un regalo al madridismo. El canterano regaló el liderato de la Liga a un Real Madrid que volvió a ofrecer una pobre imagen en lo que a juego se refiera. Pero a falta de que aparezca, los de Zidane son los nuevos líderes de la competición. Sí, es el Real Madrid.

Y es que la noche dejó pocas cosas para la alegría del madridismo. El liderato maquillará muchas carencias de un conjunto que saca los partidos como un funcionaria sella expedientes. Es el trabajo de cada día.

El Athletic supo neutralizar el tanto inicial de Benzema con un gol de Sabin Merino, pero no supo ponerse por delante cuando tuvo su oportunidad. Iñaki Williams falló una ocasión clarísima delante de Keylor Navas. Ahí estuvo la diferencia.

Zidane volvió a dar las riendas a Isco tras el descanso del que gozó el malagueño en Champions, pero el centrocampista de Benalmádena estuvo muy lejos de la versión ofrecida ante el Betis. En verdad, no sólo Isco. El equipo en general estuvo gris y dubitativo. Cristiano fue el reflejo de su equipo: Desacertado y desesperado.

Pero a falta de juego el Madrid siempre puede presumir de su pegada y su espiritu competitivo. Ganó la Undécima con esa fórmula y ahora se colocó líder de la Liga con esa misa ecuación.

El Bernabéu ya mascaba el pinchazo de su equipo cuando apareció Morata para aprovechar un centro de Bale para, en dos tiempos, batir a Iraizoz. El gol tapó todo lo demás. El partido acabó con un mano a mano de Cristiano ante el meta vasco que el luso estrelló en el cuerpo del portero del Athletic.