Una tijereta. Eso es lo que parece que necesitaba el Atlético. Una tijereta de Griezmann, de su estrella. Y en Champions, ante la Roma. Eso parecía pedir a gritos el equipo. Porque vaya cambio que ha dado en tres días. De la tristeza de la primera parte ante la los 'giallorossi' al éxtasis en el segundo acto, éxtasis que ha tenido continuación en un completísimo partido ante un débil Levante que, por fin, ha caído en el Ciutat de Valencia contra los chicos de Simeone.

Y por 0-5 además. Goleando. Con tranquilidad. Viviendo sin sufrir, por fin, un partido completo. No como en Riazor. No como en Balaídos. Y no como en San Mamés. En la ciudad del Turia, el Atlético ganó bien. Ganó dominando. Ganó siendo mucho mejor que un rival que apenas mostró oposición y resistencia, nulo en defensa y apabullado tanto a la contra como en las posesiones, e hincando la rodilla con las llegadas de un inmenso Kevin Gameiro a las espaldas de una zaga que vio en primera línea la victoria más fácil del curso para el Atleti.

El primero no tardó en llegar. Y sería premonitorio para la noche que le esperaba al equipo granota. Gameiro le ganó la espalda a Toño y se la puso a Correa. El argentino no llegó, pero quien sí lo hizo fue Rober para introducir el cuero en las redes de Oier.

Uno de los dos regalos del equipo de Muñiz ya había llegado. El segundo se haría esperar, y sería igual o peor incluso para los intereses del Levante. Esta vez fue Koke quien puso un balón profundo para Correa, que dejó atrás a la defensa para hacer lo propio con el arquero local. Su tiro lo 'despejó' Chema... y lo hizo hacia Gameiro, que se encontró el balón justo frente a la línea de gol para hacer el segundo. No marcaba más de uno el Atleti en Liga desde la jornada 6, ante el Sevilla.

La fiesta seguiría tras el descanso. Y es que los 'Hombres G' se dedicaron en el segundo acto a destrozar a la defensa del Levante, algo a lo que los granotas tampoco pusieron muchas pegas. Griezmann, de '10' y de diez, se dedicó a lo que se sabe dedicar. Se movió por todo el campo, apoyando a sus compañeros, siendo vertical, filtrando pases, zigzagueando, driblando contrarios... y dando asistencias. El balón que le puso a Gameiro en el tercero fue, simplemente, espectacular. Kevin no tuvo más remedio que marcarlo.

Le tuvo que devolver el favor, claro está. De nuevo el 21 ganó la espalda a la defensa, en vez de buscar un tiro, difícil, puso un envío al segundo palo donde Antoine llegó como un misil para el cuarto. Y luego, doblete de Griezmann. Gameiro disparó, Oier rechazó, y ahí estaba el 7 para poner el quinto.

El viento sopla de nuevo a favor del Atlético. Todo a raíz de una victoria. A raíz de una tijereta. A raíz de un gol, el de Griezmann ante la Roma, que ha vuelto a poner a los rojiblancos en el buen rumbo. Y es que sí, el fútbol es un estado de ánimo, y el Atleti ha recuperado la sonrisa y la alegría. Ha recuperado la felicidad.