El portero del Borussia Dortmund Roman Bürki sufre aún los efectos de la conmoción que le causó el atentado con explosivos contra el autobús del equipo de fútbol alemán cuando se dirigía al estadio el martes para disputar la ida de cuartos de final de Liga de Campeones ante el Mónaco.

"Aún tengo problemas para poder dormir. En el subconsciente me estremezco y me despierto sobresaltado. Lo peor es que no pude dormir ninguna noche del tirón", declaró el jugador al diario suizo 'Der Bund'.

Bürki habla también de otros síntomas. "Cuando te olvidas de comer, o cuando vuelves a verlo todo en el momento en el que cierras los ojos", explicó.

En su opinión, lo peor fue, sobre todo, tener que volver a jugar al día siguiente el partido de Liga de Campeones, que fue aplazado del martes al miércoles, y que los alemanes perdieron 3-2 ante el conjunto francés.

"No me podía concentrar en absoluto en el partido. Percibía las cosas en el terreno de juego siempre algo más tarde, como si tuviera un velo ante los ojos. Después del partido salieron todas las emociones. Había lágrimas en los ojos de todos los jugadores", indicó el guardameta de la selección suiza.

Bürki criticó también la decisión de tener que jugar al poco tiempo del ataque. "Al día siguiente escuché la declaración de algún portavoz de la UEFA o de la FIFA de que se habría suspendido el partido si alguien hubiera resultado muerto. Esa es la mayor desfachatez que existe", dijo.

El no sintió que volver a jugar inmediatamente fuera un señal contra el terrorismo, señaló. "Eso no fue una señal, eso fue solamente ignorar los hechos", agregó. "¿Por qué? ¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué nosotros? Por una vez soy yo un objetivo, todos somos un objetivo. Esto es horrible", reflexionó el jugador.

Para seguir adelante, Bürki cuenta con la ayuda del fútbol. "A causa de lo sucedido estoy feliz de tener algo en lo que tener que concentrarme. Es muy importante tener una distracción e intentar no pensar mucho en lo que sucedió", agregó.

El ataque se produjo cuando los jugadores viajaban en autobús hacia el estadio. Poco después de que el vehículo abandonara el hotel donde se había concentrado el equipo explotaron tres artefactos ocultos a la vera de la calle.

La onda expansiva hizo estallar los vidrios de seguridad del autobús, causando heridas al defensa español Marc Bartra y a un policía. El exjugador del Barcelona estará cuatro semanas de baja y el sábado recibió ya el alta del hospital tras ser operado de una fractura del radio de la mano derecha.