El Baskonia, igual que sucedió el año pasado en el Top 16 de la Euroliga, conquistó la cancha madridista con cierta solvencia. El Madrid entró con el pie cambiado al partido. Y, sobre todo, con una pobre defensa incapaz de frenar a Shane Larkin, que marcó el ritmo y lanzó el contragolpe como y cuando quiso.

Pero, quizá, lo más preocupante fue la debilidad bajo el aro que mostraron los jugadores de Pablo Laso. El 0-7 inicial, en el primer minuto de juego, fue una buena tarjeta de presentación del Baskonia que con Johannes Voigtmann y Tornike Shengelia hacía y deshacía a su antojo.

Con 7-13 en el marcador (min. 3.40) el único anotador blanco fue el mexicano Gustavo Ayón. El Madrid no encontró el oremus de su juego en ningún momento y con 5 rebotes en su haber y 11 en el de los vitorianos, el 19-32 casi se antojó escaso.

En el segundo cuarto el Madrid salió con la sana intención de arremangarse en defensa, con otra actitud, aunque con escaso poder resolutivo. Jaka Blazic tomó el relevo anotador del equipo vasco en los primeros minutos y las diferencias siguieron creciendo a favor de los visitantes, 28-45 (min.14.30).

La entrada de Luka Doncic y Felipe Reyes mejoró al Real Madrid. Se igualó el rebote y se comenzó a defender con cierta eficiencia, pero los triples apenas entraron y el porcentaje de canastas de dos siguió muy bajo, 46 por ciento al descanso.

Ni la entrega, ni el esfuerzo, ni un mate de Jaycee Carroll a falta de 30 segundos para el descanso pudieron impedir bajar de la barrera psicológica de los 10 puntos antes de que los equipos marcharan a vestuarios, 43-54. El Madrid ganó el parcial por 24-22 y tomó conciencia de lo complicado que se le pondría el choque si no mejoraba atrás y comenzaba a meter puntos con cierta fluidez y desde la línea de 6,75 metros.

El Madrid empezó a funcionar en el segundo tiempo

El 6-0 de salida en los dos primeros minutos del tercer cuarto, 49-54, dio un cierto respiro a las gradas. El Madrid más castellano parlante con Sergio Llull, Reyes, Rudy Fernández, Ayón y Doncic, totalmente asimilado en el idioma de Cervantes, comenzó a funcionar, a correr, a defender, a luchar, a centrarse en el juego.

Cuatro minutos después, 56-60, los locales comenzaron a echar el aliento en el cogote a un Baskonia que comenzó a sufrir, pero que siguió dando muestras de su calidad con Adam Hanga asumiendo la responsabilidad en esos momentos delicados.

A un minuto para el final del tercer periodo, 64-67, Doncic estrechó el cerco y Anthony Randolph puso a su equipo a un punto de ventaja, 66-67. El 66-69 con el que finalizó el cuarto dejó todo pendiente de los últimos diez minutos.

Con el camino hacia la victoria ya identificado, Doncic fue el encargado, con un 2+1 (min.31.30) de devolver el partido a las tablas, 71-71, para que un triple de Carroll (min.33) le diera al Madrid la primera ventaja de todo el partido, 74-71.

Culminada la remontada madridista, un tapón de Othello Hunter sobre Shengelia y un bombita de Carroll pusieron un 76-71 casi imposible escasos minutos antes. Hunter entró en modo matador y con un 2+1 y un mate a una mano elevó la renta a 81-73 (min.35).

El Baskonia pasó entonces sus peores momentos, pero un triple de Larkin y un 2+1 de Voigtmann, 81-79 (min. 36.15) le permitieron engancharse al partido cuando todo pareció perdido. A falta de 1.08 minutos, el Baskonia volvió a ponerse por delante, 84-86, con un triplazo de Blazic, poniendo la máxima tensión sobre el parqué.

Reyes, 2+1 y Hanga con una penetración acortaron el tiempo hasta que Llull perdió un balón en ataque que permitió a Blazic anotar otro pedazo de triple, 87-91, que decantó definitivamente la victoria a falta de 10 segundos para el final.