Llegas a las tres décadas y llega la 'parálisis musical'. El estudio de la plataforma musical Deezer sobre 5.000 personas en cinco países distintos -Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos y Brasil- revela que sólo durante nuestra adolescencia y juventud nos empapamos de la música que nos rodea.

Es en nuestra etapa de búsqueda de identidad cuando respondemos a los estímulos musicales. Podemos descubrir hasta diez canciones nuevas por semana. Pero cuando alcanzamos la madurez dejamos de hacerlo y nos ceñimos a los temas que más nos marcaron en nuestra juventud. Es eso lo que escucharemos el resto de nuestra vida.

La llamada 'parálisis musical' afecta al 65% de la población y tiene un gran aliado: el hecho de que no nos identifiquemos con las letras de las canciones que escuchamos. Además, a esta parálisis se suman las obligaciones de los adultos. El trabajo, el cuidado de los hijos y las obligaciones del día a día nos quitan tiempo para dedicárselo al ocio y, por tanto, a la música.

Pero existe otro factor determinante: nos identificamos con unas canciones concretas, las hacemos nuestras y, con el paso del tiempo, pasamos a escucharlas como si fueran parte de nuestro día a día, de nuestra cabeza.

Hay otro motivo que provoca esta'parálisis musical': la amplísima oferta actual gracias a las plataformas digitales. El 20% de las personas que han participado en el estudio asegura sentirse abrumadas por tanta cantidad de música y acaban escuchando lo mismo de siempre. Para que luego digan que el ser humano no es un animal de costumbres.