Durante estos 20 años, este hecho tan excepcional se ha convertido en algo de lo más cotidiano. Nos hacemos fotos. Da igual el motivo, la situación, fotografiamos monumentos, a nosotros mismos.

Porque la aparición de las redes sociales ha hecho que ya no solo fotografiemos todo, ahora además lo compartimos. Estamos a pocos días de empezar las vacaciones y aprovechamos para contar a todos nuestros contactos dónde estamos, qué hacemos, qué comemos. Hace 20 años esperábamos ansiosos en las tiendas de revelado para poder revivir los mejores momentos del verano. Ahora, en dos clicks... cientos de personas pueden comentar todo lo que subimos a la red.

Más diferencias. Ya no hace falta ir a los estadios o a las salas de conciertos para disfrutar de festivales, deportes o artistas. Los móviles que se elevan por encima de nuestras cabezas, han sustituido a los míticos mecheros que iluminaban los nervios previos a los primeros acordes.