Nadie vio nada aquella noche. No sonó ninguna alarma en esta zona del centro de Madrid, cerca del Senado. No dejaron huellas. La policía cree que fueron profesionales, aunque no ha trascendido nada de la investigación.

La prueba es que el robo se cometió en junio y se ha sabido ahora, cuando lo ha destapado el diario El País. El botín, cinco cuadros de Francis Bacon, que tampoco han trascendido, valorados en 30 millones de euros.

Los guardaba en su casa el amante español del artista, Jose Capelo. El pintor se los había dejado en herencia. Capelo es el hombre que aparece en estos cuadros también de Bacon, para los que posó.

Es uno de los robos más importantes de arte que ha habido en España solo comparable al que sufrió Esther Koplowitz en 2001. Se llevaron 19 obras de esta casa, valoradas en decenas de millones de euros. Se recuperaron un año después.

En este caso recuperar las obras de Bacon no parece fácil. La policía cree que los cuadros no han salido de España, incluso se ha paseado por ARCO tanteando posibles vendedores.

Pero hablamos de mercancía robada, difícil de vender y de comprar porque Bacon es uno de los más cotizados. Esta obra suya es la más cara en la historia de las subastas. Costó 128 millones de euros.