El lúpulo rojizo, un ingrediente esencial en las mejores cervezas, ha sido desde hace siglos la base de la prosperidad de la localidad checa de Zatec, cuya arquitectura y economía ha quedado marcada por el cultivo de esa planta trepadora y que aspira a entrar en la lista de ciudades patrimonio de la Unesco.

Con una historia que se remonta al siglo XI, la pequeña ciudad de 19.000 habitantes, situada a 85 kilómetros al oeste de Praga, envió este año la solicitud a la Unesco. "En enero próximo esperamos que se pronuncie el Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), junto con sus comentarios y sugerencias", ha declarado la alcaldesa de Zatec, Zdenka Hamousová, quien reconoce la importancia del lúpulo en el desarrollo de la ciudad, hasta convertirse en su símbolo.

"El vínculo entre el lúpulo rojizo temprano de Zatec y la ciudad es inseparable", asegura Hamousová. Y añade: "Este lúpulo es una marca y un estándar de calidad mundial del producto. El lúpulo y su comercio han sido el fundamento de nuestra prosperidad".

Para su almacenamiento y tratamiento se crearon grandes edificios, hoy obsoletos, ya que su función fue con el tiempo asumida por modernas instalaciones fuera del perímetro del centro. La concentración y tamaño de estos edificios dedicados al "Saaz hop variety", como se conoce este ingrediente de las mejores cervezas, no tiene parangón en el mundo, y es un patrimonio que se intenta preservar en su conjunto con autenticidad.

Por eso el proyecto presentado a la Unesco tiene como eje conservar ese casco histórico del pueblo, ya que los inmuebles centenarios ya no se utilizan para los fines originales relacionados con la planta trepadora, que llega a medir diez metros.

"En los últimos diez años se han desarrollado proyectos urbanísticos para renovar los edificios más amenazados o dañados en la zona de protección patrimonial, y para que se entienda la importancia que tiene este legado del lúpulo", dice la alcaldesa.

Para dar uso a estas viejas moles de ladrillo y vigas de madera, algunas han sido adaptadas para acoger el "Museo del Lúpulo", el mayor del mundo en su género, y el llamado "Templo del Lúpulo", en el que se puede degustar el inconfundible sabor del "rojillo" en una buena cerveza servida en una rústica taberna.

"Los almacenes se utilizan mal. Uno hace de servicio de correos. Pero son inmensos y dentro hace mucho frío. Ahí no puede vivir nadie. Es difícil reconstruirlos", dice Nikola Svrcinova, la guía del Templo del Lúpulo.

Este lugar ha registrado 14.500 visitantes entre enero y octubre, un aumento del 14 % respecto a 2016. Sin perjuicio de lo que suceda con este parque inmobiliario en pleno centro, y de si Zatec obtiene su anhelado reconocimiento por parte de Unesco, el sector sigue floreciendo gracias a muchas empresas privadas.