La ola feminista que ha invadido este último año el mundo de las artes resuena también en la 36 edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona donde, aunque las mujeres aún se encuentran en clara minoría, se ha invitado a más autoras que nunca y la temática de género es protagonista.

Mientras en las ediciones pasadas apenas se podían ver un par o tres mujeres entre los creadores invitados, este año ascienden a siete de un total de 25, una cifra aún baja pero que muestra una cierta mejora en el sector.

Del mismo modo, los datos del informe anual sobre la industria del cómic, elaborado por la Asociación Cultural Tebeosfera, señalan que la representación femenina en los cómics distribuidos en España aumenta pero se mantiene pequeña, en un 4%.

La sueca Liv Strömquist es una de las ilustradoras que ha aterrizado con fuerza en esta edición, en la que presenta su obra "El fruto prohibido" donde, a través del humor y las viñetas, rompe tabúes para trazar una "historia cultural" de la vulva.

A través de este libro, donde la autora aborda temas como la masturbación o la menstruación y repasa la mirada de distintas culturas sobre la sexualidad femenina a lo largo de la historia, Strömquist quiere ir más allá "de los hechos puramente biológicos" para ofrecer toda la información que a ella le faltó en su adolescencia. Ofrece un nuevo discurso sobre la experiencia vital femenina, en primera persona, opuesto a los retratos que hasta ahora habían construido los autores masculinos.

Mientras Strömquist señala que "las superheroínas se mueven con trajes ridículos", Riba Rossy se pregunta, entre risas, si Wonder Woman sigue luchando cuando tiene la regla. "¿Qué pachamama?" es el segundo trabajo de esta autora nacida en Igualada (Barcelona) que busca romper con "el relato ideal y falso de la maternidad" y mostrar "su parte oscura", a través de las contradicciones que alberga la relación entre una madre y una hija.

Ambas artistas, asimismo, ven en el dibujo una "herramienta" tremendamente útil para concienciar a la población porque "va disfrazado de inocencia" y "es más instintivo y rápido que los libros de Judith Butler o Virginia Woolf".

Ellas son solo dos de las mujeres ilustradoras que, durante los cuatro días de duración del salón, han presentado sus obras y han podido conocer a otros profesionales y a sus admiradores. Destaca, por ejemplo, la norteamericana Tillie Walden que en su último trabajo, "Piruetas" (Ediciones La Cúpula), ofrece una memoria gráfica de sus 12 años como patinadora profesional y una adolescencia marcada por la búsqueda de la propia identidad, la disciplina y el acoso escolar.

También desde EEUU ha llegado Kelly Sue DeConnick para presentar "Bitch Planet", cómic situado en una realidad distópica donde el patriarcado ha alcanzado su máxima expresión y, desde Madrid, Elisa McCausland, periodista, crítica y experta en cultura popular y feminismo que ha presentado "Wonder Woman: El feminismo como superpoder".