Dos intentos, dos explosiones. La última al detenerse el motor nada más despegar. Más allá de las vidas humanas que se ha cobrado la carrera espacial, el listado de pérdidas materiales se hace cada vez mayor, porque en estos temas sólo hay una manera de aprender: prueba y error.

Y las más de seis décadas de carrera espacial han dado para bastantes errores que, casi siempre terminan con los cohetes, cargados de combustible, convertidos en bolas de fuego.