Unos ojos que vigilan en la noche a una hija que descansa por la quimioterapia en la cama de un hospital. La sonrisa de quien se coloca la peluca como quien se pinta los labios o la soledad que algunas mujeres sienten cuando en la vida se les aparece el cáncer.

"Me quedé muda, que te digan cáncer es clavarte un puñal donde más te duele. Yo si intenté tirar la toalla", recuerda Olga Sotelo, presidenta de ADICAM.

Olga lleva once años operada, y pone su voz y rostro al alcance del objetivo del fotógrafo español y Premio Pulitzer, Manu Brabo.

"Poner la cámara delante de un padre, de una madre, de una esposa o de un hermano que sufre, es el paso duro. Son miradas que te hacen sentir un poco el buitre que todos dicen que somos", revela Manu Brabo, autor de la exposición.

Familiares, médicos y pacientes, todos protagonistas: "Mi hija me dijo que luchara fuerte, que ella me necesitaba y no quería quedarse solita".

Algunas de esas mujeres, al ver las fotos, echan la vista atrás: "Veo la exposición y digo: hay vida, hay vida después de un cáncer", comenta Llanos Garbí después de haber superado un cáncer. "Lo ves desde otra perspectiva a pesar de que día a día tú lo estás viviendo", explica Esther Olgado, oncóloga.

Son el retrato de lo que una vive, siente con ese negro, el del primer diagnóstico, invadiéndolo todo, y ese blanco, como una pequeña luz que las empuja a seguir. "Yo que quería tirar la toalla y llevo ya 11 años superados a mi vida, confiesa Olga.

Brabo y el cáncer de mama. La curiosidad infinita, la mirada del que no busca sino encuentra, dice él. Aquí, en estas fotos, tal cual es la realidad del cáncer de mama.