Para la jueza no queda otra que volver al Teatro Museo Dalí de Figueras y exhumar los restos del pintor, allí enterrados. Es la única manera de averiguar si Dalí es realmente el padre de esta mujer. "Me enteré por mi abuela, un día yendo por la rambla me dijo que sabía que no era hija de su hijo, que era hija de un pintor famoso", explica.

Se conocieron en Cadaqués, donde su madre trabajaba como empleada de hogar para otra familia. Fruto de esa relación clandestina habría nacido Pilar. Trabaja como pitonisa, pero lleva más de diez años intentando descifrar el misterio de quién es su padre.

Varios testigos avalan su demanda y el jueza cree que hay que tomar muestras de ADN del pintor. "Me tocaba la cabeza y me decía, ésta es mi hija", señala Pilar.

Sin embargo, los expertos consideran que una relación así era muy poco probable. "Él era un voyeur, no mantenía relaciones sexuales sino que le gustaba mirar a otras personas, lo que más le gustaba era mirar a su esposa, a Gala, que se llevaba amantes a casa", señala Pablo Ortiz de Zárate.

En juego está la herencia del pintor, incalculable, en manos del Ministerio de Hacienda y de la Fundación Dalí. Ésta última ha anunciado que va a apelar, así que, por el momento, la exhumación queda aplazada.