Conseguir que Salma Hayek no aparezca rodeada de varios hombres, agarrándola con sus manos y con signos evidentes de haber bebido. Tampoco que Mónica Belluci se sienta observada ni tenga que aguantar que este chico se muerda los labios mirándola de forma obscena.

Son ejemplos de publicidad sexista que se han llevado hasta el Parlamento Europeo para pedir una regulación. ''Establecer criterios para objetivizar aquello que más allá de la libertad de expresión o del buen o mal gusto sea denigrante para las mujeres y las convierte en objetos y debe ser, por tanto, sancionado'', señala Bárbara Peris, coordinadora de Compromís.

Eliminar las connotaciones machistas de anuncios y que la marca que tape los senos de una modelo directamente con manos masculinas sea multada de tal forma que no le sea rentable. "Esa representación no digna de las mujeres es lo que queremos eliminar. Aparecer desde tiradas en el suelo, violentadas, totalmente pasivas", añade Irene Ballester, doctora en historia del arte.

Además de querer erradicar escaparates en el que se equipara a la mujer a un chupachups y en definitiva todos aquellos anuncios con imágenes denigrantes para en género femenino. Porque la publicidad de cualquier producto no tiene por qué realizarse en ropa interior.