El secreto de este virtuoso del piano es su gran memoria. Es ciego y autista, y capaz de repetir una pieza a la perfección sólo con oírla una vez. Y es que la genialidad de Derek Paravicini no necesita de partituras. “Pasa horas tocando y perfeccionando el movimiento de sus dedos” cuenta su profesor, Adam Ockelford.

Casi más sorprendente aún es que nunca las olvida, Derek guarda en su cabeza decenas de miles de canciones. Es capaz de recordar incluso canciones que escuchó hace más de 20 años. El piano es su perro lazarillo, gracias a él ha superado sus problemas de comunicación: “A veces es frío pero cuando toca el piano todo se vuelve más fácil” afirma Ockelford.

Adam, su maestro, le acompaña desde hace 30 años. Encontró en las teclas del piano un nuevo lenguaje para Derek. Su extraordinario talento ha dado la vuelta al mundo. Esta noche, el MP3 humano, como algunos le conocen, actuará por primera vez en nuestro país.